Situación Previa
Antes de nuestra intervención, la planta operaba sus sistemas de refrigeración y calefacción de manera completamente independiente, sin aprovechar las oportunidades de integración energética que ofrecía su propio proceso. Los compresores de frío generaban una importante cantidad de calor residual durante su funcionamiento, el cual se evacuaba mediante un sistema de torre de enfriamiento, consumiendo energía adicional en ventiladores para disipar esa carga térmica al ambiente.
Paralelamente, las calderas de la instalación utilizaban gas natural para calentar agua desde temperatura de red hasta las condiciones necesarias para alimentar los procesos de producción y servicios auxiliares. Esto generaba un doble gasto energético: por un lado, un consumo elevado de gas natural en las calderas y, por otro, un consumo eléctrico sostenido en la torre de enfriamiento para disipar el calor excedente que, en realidad, podía haberse reutilizado. Además, esta configuración incrementaba innecesariamente la huella de carbono de la empresa, desaprovechando una oportunidad clara de optimización energética.
La Solución
Para resolver esta ineficiencia y transformar un residuo térmico en un recurso energético valioso, se diseñó e instaló un intercambiador de calor de placas que conecta ambos sistemas. Este equipo permite recuperar la energía térmica contenida en el agua de refrigeración de los compresores y transferirla al agua de make up de las calderas antes de su ingreso al sistema de calefacción.
De esta manera, se logró:
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Precalentar el agua que alimenta las calderas, reduciendo significativamente el consumo de gas natural necesario para alcanzar la temperatura de trabajo.
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Disminuir la temperatura del agua que retorna a la torre de enfriamiento, reduciendo la carga térmica a disipar y bajando el consumo eléctrico de los ventiladores asociados.
La potencia térmica recuperada alcanza los 500 kW, generando un doble ahorro energético: menor gasto de gas y menor consumo eléctrico en la refrigeración.
Como resultado, no solo se redujo el consumo total de energía y la huella de carbono de la planta, sino que se obtuvo un retorno financiero inferior a 10 meses, consolidando un proyecto de eficiencia energética industrial con impacto ambiental positivo y rápida recuperación económica.